Isabel de Baviera, también conocida como Isabel de Wittelsbach o Sissi, fue la emperatriz consorte de Austria y reina consorte de Hungría y Bohemia. Nacida el 24 de diciembre de 1837 en Múnich, era hija del duque Maximiliano José en Baviera y de la princesa Ludovica de Baviera.
Se casó con el emperador Francisco José I de Austria en 1854, convirtiéndose en una de las figuras más icónicas de la realeza europea del siglo XIX. Conocida por su belleza, elegancia y estilo de vida refinado, Isabel se convirtió en un símbolo de la moda de la época.
Aunque inicialmente fue adorada por el pueblo austriaco, su vida en la corte imperial estuvo marcada por la soledad, la depresión y los conflictos familiares. Además, sufrió de problemas de salud, incluyendo desórdenes alimenticios y problemas mentales.
Tras el asesinato de su hijo Rodolfo en 1889, Isabel se retiró de la vida pública y viajó por Europa en busca de paz y tranquilidad. Finalmente, fue asesinada en 1898 por un anarquista italiano mientras se encontraba de vacaciones en Ginebra, Suiza.
A pesar de su trágico destino, Isabel de Baviera es recordada como una figura fascinante de la historia europea, cuya vida y legado han sido objeto de numerosas películas, libros y obras de arte.
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